Mayo. Época de comuniones. Mi primo entre ellos. Estaba en la comilona con mis mejores galas familiares cuando al terminar de comer me ausente para ir al baño. Mi familia flipó al verme salir con mis mejores galas, esta vez festivaleras. "Estas hecho un transformista", me dijo uno de mis tíos.
A las cuatro de la tarde ya había quedado con dos colegas y compañeros de rock and roll para ir pillando la priva y esas cosas. Como molan los previos eh?
Pillamos tres litros de cerveza para el camino y doce litros de kalimotxo. Cuatro litros por barba calculamos que más o menos nos durarían entre tres y cuatro horas. Aderezos aparte. En el tren de camino ya nos habíamos ventilado las litronas, y en la estación del Soto empezamos con la primera mezcla. Muy buen ambiente ya en la estación, con predominancia de las camisetas negras y los cinturones de pinchos. Parece que no es una moda sólo en el snowboard.
Al llegar mis compañeros hacían cola mientras un servidor se acreditaba como es debido: sin prisas y por la puerta grande. No había podido ir el día anterior porque me imaginaba ya llegando a la comunión de mi primo apestando a vino, y no es plan. Por lo que me contaron (que aunque uno no acuda se informa) me perdí una gran jornada en la que artistas de la talla de Patty Smith o Ben Harper dieron auténticos conciertazos, y otros grupos nacionales como Violadores del Verso o Kannon demostraron agallas y buen hacer sobre los escenarios. Personalmente me jodió sobre todo perderme a The Rasmus, que además por lo que luego leí dieron un pedazo de concierto… otra vez será.
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Doble V
Así que allí estábamos a las siete de la tarde. Ya nos habíamos perdido a grupos como Los Coronas o Terroristars (a los que tenía muchas ganas de ver ya que son compañeros de local de ensayo)… pero qué os voy a contar de los compromisos familiares?
Pasemos a lo que si que vimos. Nada más entrar los Tokio Sex Destruction nos ofrecieron justo lo que buscábamos para abrir boca: Rock and Roll acelerado y machacón, yeah! Son españoles? Me pregunto un colega. Pues si tio, si.
Con su repertorio nos animamos y ya habían caído dos litros más de "kali", el ritmo prometía. Al terminar nos fuimos al escenario contiguo en el que los Young Heart Attack nos sorprendieron muy gratamente con su – de nuevo – rock and roll punzante. Y ya desde ahí decidimos tumbarnos un rato en el parque y disfrutar del que, parece ser, último año del Festimad en El Soto. Una pena, la verdad.
Y llegó lo que, por lo menos para un servidor, prometía ser el plato fuerte del día: Los Pixies. Y no defraudaron, al revés. Ya desde el principio dejaron claro que iban a por todas. Y es que si empiezan con un temazo como "Where is my mind" ya te puedes imaginar que los temazos van a continuar uno tras otro… y así fue (la mayoría de los discos "Suffer Rosa" y "Doolitle") Así sonaron, y la mayoría cantamos o coreamos con ellos: "Monkey goes to heaven", "Here comes your ma" "Debaser" o "Encanta"…
Fueron sólo cerca de 50 minutos, pero sólo esos cincuenta minutos se sintieron como un regalo, ya que la mayoría nunca hubiésemos pensado ni siquiera en haber podido verles y oírles en directo ni 10 minutos. Aunque parezca una exageración, me parecieron cincuenta minutos orgásmicos, en serio. Y si no que se lo pregunten a Snowman, al que me encontré en medio del concierto y le peque tal achuchón y tales gritos en la oreja que en cuanto le solté se fue y no le volví a ver…
Ya no quedaba kali, la tostada era considerable, y de Korn poco os puedo contar, salvo que a sus seguidores les entusiasmo tanto como a mi los Pixies, y que tienen un tema con gaitas muy chulo. Después llegó el momento del house y el tecno y todas esas historias, pero eso casi mejor no lo cuento… Bueno, sólo una anécdota. Un coleguilla mío que incluso se animó a ir al Antifestimad (rave en las afueras del recinto de tecno punkies y demás) por la mañana con todo el vacilón se despertó en un jardín de una urbanización de Mostoles sin cartera, móvil ni dinero!! Eso es rock and roll chaval!
