Diez propuestas para el 2009

Así como todo buen musulmán debe acudir a La Meca una vez en su vida, hay una serie de cosas que todo snowboarder debería hacer por lo menos una vez a lo largo de su vida. El inicio de un nuevo año es un buen momento para los propósitos, y más aún en un invierno como este. Te planteamos diez propuestas ¿Cuáles son las tuyas?

Aunque algunas cosas del listado que proponemos pueden resultar de lo más obvias, es curioso comprobar como un altísimo porcentaje de surferos no las han hecho nunca, a pesar de su dilatada experiencia con la tabla bajo los pies.

Otras cosas, sin embargo, muchos de nosotros nunca podremos llegar a realizar, bien por falta de recursos, de tiempo o de motivación; lo cual no debería privarnos de tenerlas presentes en nuestra cabeza, por si se da la oportunidad, no dejarla pasar. O dicho de otra manera: es mejor arrepentirse de lo que se ha hecho que de lo que no se ha hecho y, eso sí, seguro que de este listado no nos arrepentimos de hacer ninguna llegado el caso. Asegurado.

Estirar
Tan obvio como cansados estamos de que nos lo repitan. Pero es que las ventajas de estirar, tanto antes como después de surfear, son realmente enormes: menor fatiga muscular durante y después del ejercicio, menor riesgo de lesiones y, aunque no lo creáis, una notable mejoría a la hora de deslizarnos ladera abajo. Con tan solo dedicarle quince minutos antes y después de cada jornada de snowboard lo notaremos, y mucho.

Visitar la montaña en verano
El snowboard suele llevar aparejado un grado variable de amor por el medio en el que se practica: la montaña y la nieve. Y mientras una parte del año nos dedicamos a esperar con ansia la nieve, a veces descuidamos aprender y disfrutar de la montaña cuando la nieve no está posada sobre ellas. Visitar durante el verano la estación que normalmente surfeamos supone siempre una bonita y sorprendente experiencia, que además nos ayudará a leer mejor el terreno en invierno. Si encima lo complementamos con acudir en alguna jornada en el que se haya organizado una batida de limpieza, además nos concienciaremos más y contribuiremos a la conservación del medio que tantas horas de disfrute nos da.

Surfear terreno natural
Llamémoslo fuera de pistas, freeride, travesía…Un snowboarder no lo será nunca del todo si no ha probado a deslizarse por la nieve fuera de las pistas. Evidentemente hay que reservarlo para cuando ya se tiene cierto nivel y, a ser posible, acompañado por un monitor o guía.

Hacer un curso de seguridad
Si el punto anterior ya es nuestro día a día en una estación, es decir, si ya somos de los que pasamos más tiempo fuera que dentro de las pistas, hay que plantearse muy seriamente hacer un curso de seguridad en montaña. Aprender e identificar los distintos tipos de nieve, saber qué factores externos actúan sobre ella y como se producen cambios en ella, aprender a leer el terreno natural, a utilizar un ARVA, a saber como se debe actuar en caso de avalancha… La montaña es peligrosa, y hay que aprender a respetarla….

Heliboarding
Sólo pronunciar la palabra ya produce placer…Subir volando en un helicóptero a las cimas para descender por nieve virgen por donde no ha descendido nadie en todo el día y una vez en la base volver a subir volando a la misma cima, o a otra… Un lujo reservado a presupuestos holgados, pero que sin duda es una inversión con una rentabilidad más que asegurada.

Acceder andando a un descenso.
Una de cal y otra de arena. Aunque los telesillas y demás remontes son el medio habitual de acceder a una pista, es realmente positivo y aleccionador acceder a pie a un descenso, lo que sin duda nos hará valorarlo mucho más, y además ser conscientes de por qué se paga un forfait…

Alojarse en un chalet alpino
Si hay un alojamiento auténtico y genuino en cualquier estación de los Alpes, son los chalets alpinos. En pareja o con un grupo de amigos, difícilmente volveremos a alojarnos en un apartamento después de haber probado la sensación de vivir con todo el espacio y comodidades de un chalet en plena montaña, rodeados de pistas y naturaleza.

Snowboard en verano
La sensación de esquiar en los meses plenamente estivales de junio, julio o agosto, es difícilmente comparable, sobre todo cuando se realiza por vez primera. A la cada vez más reducida oferta de glaciares en los que se puede practicar snowboard en verano, hay que sumar las posibilidades de practicarlo en el invierno austral en países como Argentina, Chile o Nueva Zelanda.

Descender en trineo
Muchas veces, cuando acudimos a una estación de montaña, tendemos a estar obsesionados con tan sólo surfear, lo cual nos impide ver más allá de nuestras tablas… Hay vida después del snowboard, y la nieve permite deslizarse sobre ella de muchas maneras. El trineo es una de las más antiguas ¡y divertidas! Si además combinamos el descenso en trineo con una parada técnica en una cabaña para calentarnos con las especialidades de montaña de la zona y luego continuar de noche, la experiencia está asegurada. Suiza y Austria destinos recomendados.

3 capas
A pesar de que casi todos conocemos la teoría, muchos no lo ponemos en práctica y seguimos insistiendo en ponernos camisetas o sudaderas de algodón… Recordad: primera capa térmica, que transpire bien. Segunda capa de forro polar, que retenga el calor, y tercera capa de protección frente al frío y el viento. El sudar se va a acabar.

Resort to Resort
A cualquier estadounidense se le abren los ojos como platos cuando se les comenta la posibilidad que se da en los Alpes de surfear desde una estación hasta otra distinta, y algunas veces incluso cambiando de país. Sin necesidad de calzarse los esquís de travesía o las raquetas, hay varios sitios en Europa donde es posible hacerlo dedicándole sólo unas horas.

Surfear en un día de lluvia o niebla
Parece que sólo los días de cielo azul y sol radiante son los días buenos para surfear. Y que a todos nos puede gustar mucho más deslizarnos en esas condiciones, no quita que los “días malos” puedan ser una experiencia provechosa e incluso divertida…

Saltarse la comida
La comida del mediodía es uno de los mayores enemigos de aquel que quiera disfrutar de una intensa jornada de snowboard. Después de comer es inevitable que nos invada una sensación de pesadez e incluso de modorra. Nunca es posible volver a surfear después de haber comido con la misma intensidad y soltura que lo estábamos haciendo antes de haber llenado el estómago. Prueba a saltarte la comida; simplemente sustitúyela por algún piscolabis energético: mandarinas, frutos secos, barritas energéticas y agua, mucho agua. Ya verás como la jornada se alarga en horas e intensidad.

Cambiar tu tabla por unos esquís
¿Cómo? ¿Con todo el tiempo que me ha costado aprender a deslizarme con tabla ahora me voy a cambiar? Pues sí, pero sólo sea por día ¿eh? Como mucho dos… Seguro que perdemos algún que otro prejuicio y se puede dar por hecho que nos servirá incluso para mejorar en tu snowboard.

Y… ¡no olvidéis sonreir!