Llegan los teleféricos descapotables

Suiza ha estrenado el primer teleférico descapotable del mundo, desde donde se puede experimentar la sensación inigualable de elevarse en el aire a cielo abierto hasta uno de los puntos de observación más impresionantes de toda Europa.

Cabrio, denominación asociada en varios países e idiomas a los coches sin techo, fue el nombre que eligieron los creadores del nuevo teleférico, que tiene dos pisos y que corona la cima del Stanserhorn, una montaña de los Alpes ubicada en el centro de Suiza, una región privilegiada por la naturaleza.

Desde los 1.898 metros de altura a los que se encuentra la estación del nuevo teleférico, los visitantes descubren un espectáculo sin par: diez lagos, los picos nevados que atraviesan los cantones de Saint Gallen, Grisones, Uri, Berna y Valais, así como pueblos y ciudades de las cuatro zonas lingüísticas de Suiza. Más allá, en un día despejado, es posible observar sin dificultad el macizo del Gotardo, la cadena montañosa de los Vosgos, en Francia; la Selva Negra, famosa región boscosa de Alemania, y los Alpes, que entran a territorio de Austria y Liechtenstein.

Claramente, este teleférico, adaptado para discapacitados, no es como los otros: su cabina puede acoger a 60 pasajeros (30 en cada nivel), su cubierta es diáfana y por una escalera en caracol se sube al piso superior, concebido como una terraza desde la cual se puede admirar, sin cable de por medio, un paisaje interminable de picos nevados, bosques, prados y lagos.

 

La gran novedad, en términos tecnológicos y de oferta turística, ha tenido tal éxito que los responsables del proyecto han recibido en cuestión de semanas la visita de varios inversores extranjeros interesados en comprar la patente y repetir la experiencia en sus países.

Alcanzar la cima del Stanserhorn requiere en total unos 16 minutos, con un primer tramo que se recorre en el funicular de madera inaugurado ya en 1893 y que parte desde Stans (cantón de Nidwald), a 450 metros de altura, hasta la estación intermedia de Kalti, a 716 metros. Allí se sube en el nuevo teleférico que, gracias a un sofisticado sistema hidráulico instalado a los costados de la cabina (en lugar del tradicional cable que pasa por el medio de ella), completa la subida a la cima.

Una vez en la cima, el Stanserhorn ofrece muchas posibilidades de excursión, de 30 minutos hasta otro de sus picos, pasando por un parque de marmotas, o de cuatro horas hasta su punto más alto, una belleza por donde se mire, sobre todo si se tiene la suerte de hacer coincidir la visita con un día soleado. Quien sabe si alguno de estos interesados en construir otro, alguna vez lo hará en una estación de esquí, como manera de lograr un reclamo extra para atraer clientes.

Fuente: Nevasport.com

 

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