Durante el verano he ido planteando la aventura suiza programando el viaje, los entrenos, las sesiones audiovisuales, etcétera, pero lo único que no se puede programar el la meteorología que puede haber en un Glaciar a más de 3.000 m de altura, elemento que funciona a su antojo y al de los Dioses. Tanto Fali como yo hemos pasado suficientes días sin ripar como para querer subirnos por las paredes, sobre todo cuando quieres ir cada mañana a reventar el park, a disfrutar, a evolucionar y al fin y al cabo, ponerte la tabla.