Meiringen: paraíso snowboarder

Hay veces que la ley de Murphy es benévola, y cuando acudes a Suiza a visitar una pequeña estación que sus promotores describen como «tranquila y familiar», descubres un auténtico paraíso snowboarder: como es el caso de Meiringen.

Muchas veces tenemos la manía de ir a las estaciones que más nos suenan; aquellas que parece que son «a las que hay que ir» por su renombre o su fama, sea esta merecida o no. No caemos en la cuenta que esta forma de pensar y actuar nos puede privar de conocer otros pequeños tesoros escondidos en las montañas del mundo…

En pleno corazón suizo, en la región del Oberland Bernois, en el valle del Haslital, entre las más conocidas estaciones de Engelberg y Grindelwald, se encuentra este apacible y acogedor pueblo de 4500 habitantes con su «pequeña» estación de esquí. ¿Por qué «pequeña» entre comillas? Sigue leyendo y lo averiguarás.

¿Cómo ir?
Meiringen está muy bien comunicado
y es fácilmente accesible en avión, tren y coche. Desde el aeropuerto de Zurich apenas son dos horas de camino en coche, amenizado por las excelentes vistas que brinda el paisaje suizo. Llegar a Zurich en avión es posible gracias a muchas compañías aéreas, entre ellas Iberia o Swiss, así como Air Berlín.

Si preferís ir en coche desde España, calculad que desde Barcelona son aproximadamente 1050 kilómetros de autopista hasta la entrada del valle del Haslital y 20 Km de carretera llana y recta hasta llegar a Meiringen, sin pasar ningún puerto de montaña, lo que permite un viaje cómodo en una jornada.

Meiringen es un pueblo sobre todo conocido por dos cosas: ser la cuna del merengue (el dulce, no el baile 😉 y el lugar donde Conan Doyle situó la muerte de su más célebre personaje literario: Sherlock Holmes.
El pueblo está a 600 metros de altura, pero no es extraño que sus calles, plazas y parques tengan nieve. Por lo tanto no dudéis en llevar vuestro snowsk8 si es que lo tenéis. Spots donde pasar un buen rato no os faltarán.

Desde el mismo pueblo parte el primer telecabina de 80 plazas hacía la estación. Si tenemos en cuenta que la mayoría de los hoteles y alojamientos están en el pueblo, nos daremos cuenta que si no a pie de pistas, estamos a pie de remontes. Y no son pocas las ventajas de este concepto, porque aunque a todos nos gusta la sensación de desabrocharnos las fijaciones en la puerta misma de casa, las posibilidades de ocio en un pueblo siempre serán mayores que en un alojamiento en medio de las pistas… no?
Esta primera telecabina nos sitúa rápidamente en Reuti, a 1070 metros, y de repente se nos abre un nuevo escenario en el que los chalets alpinos se dispersan por las laderas. Aquí intuimos ya las primeras pistas balizadas, y vislumbraremos la mítica e imponente cara norte del Eiger.

Desde aquí continuamos en un pequeño y antiguo telecabina hasta Bidmi, a 1400 metros. Este telecabina conserva el sabor añejo de las antiguas estaciones de esquí. Desgraciadamente en temporada alta no puede absorber eficazmente el flujo de esquiadores y snowboarders, y este próximo verano será sustituido por un nuevo, amplío y rápido telecabina que suplirá sus carencias.

Desde Bidmi podemos proseguir en telesilla a Kaserstatt, a 1840 metros, desde donde podremos disfrutar de la hermosa vista al valle de Haslital y su gran lago. Desde aquí parte un moderno telesilla de 8 plazas hasta Hochstrass a 2180 metros.

La otra opción desde Bidmi es seguir en el mismo telecabina hasta Mägisalp a 1710 metros y auténtico epicentro de la estación. Tanto en Bidmi como en Magisälp hay varias cafeterías y restaurantes donde tomar un piscolabis si fuese necesario. Desde Mägisalp parte el telesilla que accede al punto más alto de la estación: el Gloghuus, a 2433 metros, y el telecabina que llega al Planplatten a 2245 metros, donde está situado el restaurante panorámico de altura Alpinetower.

Bueno amigos, una vez hecha esta pequeña descripción del terreno vamos a adentrarnos en los detalles… Mi primera impresión cuando subía hacía Mägisalp fue: Vaya… esto no es tan «familiar» como me decían… ¡Aquí hay tema!

Y es que si nos limitamos a las pistas, Meiringen puede ser pequeña, familiar y entrañable; sobre todo por la tranquilidad, por las pocas colas, por el ambiente de estación antigua por la que no ha pasado el tiempo demasiado deprisa, por la falta de masificaciones… Pero una segunda mirada nos descubre unas montañas que, si uno no se limita a las pistas, están plagadas de posibilidades: Halfpipes, quarters, kickers de todos los tamaños y formas, lomas, cornisas, palas, rocas… ¡en fin! ¡Un auténtico snowpark natural! Personalmente me sentía como cuando callejeo sin rumbo por Barcelona en skate y no paro de encontrarme un spot tras otro. Hay ciertas bajadas en las que fácilmente puedes llegar a hacer diez saltos distintos, en serio, una GOZADA.

Pero es que además si las condiciones de nieve no son las mejores, también hay un completísimo snowpark con kickers, pirámide, rails… Vamos, que por muy pequeñita que sea la estación está sobradamente preparada para acogernos.

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A los que os gusten los fuera pistas tampoco os dejará indiferentes. A poco que andéis o tracéis diagonales desde las cotas más altas se os presentarán todo tipo de descensos vírgenes. Pronto os daréis cuenta de que los 60 kilómetros de pistas balizadas se multiplican rápidamente… Tened en cuenta que la superficie donde se asienta la nieve es pradera, por lo que se pueden producir avalanchas fácilmente. En el Planplatten tenéis un «Freeride Checkpoint» dónde está indicado el riesgo de avalanchas.

Y todo esto coronado con un factor muy importante: el paisaje. Las vistas desde la estación son magníficas. Más de 400 picos de 3000 metros de altura se alzan allá donde dirijamos nuestra mirada. Un auténtico deleite para la vista y el espíritu. Además hay que reseñar que, a diferencia de lo desgraciadamente habitual en las estaciones españolas, una de las características de la estación es el respeto de la autenticidad del lugar y del paisaje. Aquí no se han construido bloques de apartamentos, ni carreteras de acceso, ni parkings… es un ambiente natural totalmente respetado. Las únicas viviendas que veremos en la montaña son las propias de la zona: Las típicas cabañas del pastoreo de verano. Además en las pistas de la mitad inferior de la estación los bosques son abundantes, lo que hace que el paisaje sea de lo más diverso.

Y por las noches….
Y por las noches haremos lo de siempre, porque nos gusta y porque nos divierte… No esperéis una Sierra Nevada. Si en vuestras motivaciones en un viaje de snowboard cuentan mucho las posibilidades nocturnas, Meiringen no es vuestro destino; aunque ¡cuidado! Eso no significa que no haya pubs donde escuchar música, tomarse unas copas y bailar un rato con l@s locales… Cachondeo el justo, pero ¿Quién quiere acostarse tarde cuando en la montaña quedan tantas cosas por descubrir? Y si las condiciones de nieve son buenas, preparaos para disfrutar sin límites de vuestro snowboard en Meiringen.

Hasta el próximo viaje, os contamos pronto. Salud.

Viaje a Meiringen: 23 al 30 de marzo. Avión, traslados, alojamiento en hotel, media pensión y forfait: 1030 euros.

 

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