Kicking Horse es una pequeña estación de las Rocosas canadienses con la particularidad de que sus pistas no están “pisadas”. No se acondicionan con máquinas como pasa habitualmente en Europa. En realidad, es un dominio esquiable “fuera-pista” repleto de itinerarios de nieve polvo con terribles espesores. Sólo para valientes…
La historia de este resort comenzó hace ya muchos años, cuando un biólogo que realizaba una expedición por los picos de la cordillera de Purcell fue coceado por su caballo. Su pérdida de consciencia hizo creer a sus compañeros que estaba muerto. A punto estuvieron de enterrarlo vivo.
La actual estación hace suyo ese nombre a partir del año 2.000 que surge como un área de esquí libre, apta para deportistas con un alto nivel técnico y que sepan descender en nieves tan profundas como los 7 y 8 metros de espesor que suele recoger cada temporada. Tal vez por eso, los compañeros del biólogo pensaron que ese sería el mejor lugar para que descansara hasta la eternidad.
En cualquier caso, no pensemos que las pistas pisadas por maquinas son el lugar ideal.Kicking Horse demuestra que en sus 106 itinerarios no necesitan nada más que precipitaciones para ofrecer los mejores descensos.
De hecho, solo ofrece 4 remontes mecánicos. El más importante, un telecabina llamado Golden Eagle Express, capaz de transportar en cada una de sus góndolas a 8 personas. Un medio de transporte que comienza su ascenso en los 1.100 metros y nos deposita a 2.500. ¡Vaya caída vertical! Es el cuarto desnivel más importante de Norteamérica.
BOWLS Y MÁS BOWLS
Esta denominación anglosajona de Bowl se refiere a las distintas caras que tiene una montaña, siempre vistas desde su cumbre. Y la estación del “caballo coceante” los tiene todos y de todos los tamaños.
Es un esquí freeride que fija las líneas del descenso desde las crestas. Como si nos lanzáramos desde el borde de una taza gigante hasta llegar al fondo arañando las paredes del recipiente. Eso es esquiar en un bowl…y eso es esquiar en Kicking Horse.
Es la apuesta por el lado más salvaje de este deporte en un entorno salvaje que en verano es el reino de los osos negros. Tranquilos, que ahora están hibernando. Para acceder a uno de los platos fuertes de la estación tenemos que tomar un telesilla de nombre premonitorio: Stairway to Heaven, escalera al cielo, como el famoso tema de Led Zeppelin.
Y después, con las tablas al hombro, recorrer medio kilómetro hasta SuperBowl. Tiene un desnivel de 300 metros y se han trazado en el 15 recorridos aconsejados. Todos y cada uno de ellos están repletos de nieve polvo que te cubre hasta la cintura. Por eso el buen nivel técnico es imprescindible.
Será difícil, si no imposible, ver las espátulas de nuestros esquíes en cada giro. Ellos van sumergidos en el blanco elemento y nosotros con ellos. Cada curva es una detonación, que libera nubes de nieve, muy fría y seca. Aquí no valen los gorros de lana y las gafas de montaña. Aquí se impone el casco y la máscara. Y sobre todo dejar flotar las tablas, manteniendo la velocidad en los giros que nos lleve hasta los bosques de la base.
Atención porque si no acertamos en el itinerario esa nieve tan profunda ira reduciendo nuestra velocidad y estaremos obligados a tener que desplazarnos en modo nórdico y clavando los bastones. En la zona baja siempre nos estará esperando una buena cerveza en el Glacier Mountaineer Lodge.
Y MÁS NATURALEZA SALVAJE EN LA LOCALIDAD DE GOLDEN
La localidad de Golden, distante unos 15 kilómetros de Kicking Horse, es un lugar de visita obligada. No digamos ya sus alrededores. Sin los esquíes puestos, esta zona de la Columbia británica canadiense nos va a alucinar.
Por ejemplo, contemplar a los propietarios de sus bosques: los lobos blancos. Se trata de Northern Light Wolf Center. Un centro de acogida y cuida a los ejemplares de esta especie para después liberarlos en áreas de las Montañas Rocosas. Escuchar sus aullidos ya es un espectáculo. Hay manadas enteras dirigidas siempre por el macho dominante que es el que inicia los gritos.
También en Golden podemos asistir a otra muestra más de la naturaleza salvaje en la que está enclavada la localidad. Son las cataratas de Takakkaw, que se localizan en el interior del Parque Nacional de Yoko. Si bien no destacan por su altura, si confirman los millones de litros de agua que pasan por minuto. Para llegar hasta ellas hay que caminar casi una hora por el interior del parque.
UN POCO DE BISONTE PARA CERRAR LA JORNADA
Toda la zona de Kicking Horse, Golden y la cercana Field es territorio de la contundente gastronomía de las Rocosas. Y en esa gastronomía destaca el bisonte americano. A punto estuvo de desaparecer hace más de un siglo por la caza indiscriminada. Ya recuperada la especie, ahora se cría casi en cautividad lo que permite ofrecer distintos platos de este ganado bovino.
No es una carne barata- hay poca oferta- pero su suave textura e incluso su sabor más dulce que la ternera europea la hace tan atractiva que solo probarla es quedarse con el plato. No hay que ser tampoco muy sofisticado para elegir con acierto.
Una simple hamburguesa nos llevara al delirio, pero también podemos optar por un lomo de bisonte a la parrilla. Siempre tierno porque al ser una carne magra- y cardiosaludable- precisa de mucha menos temperatura en el fuego. De la misma forma, si tenemos hambre de verdad, la elección debe ser el gulasch de bisonte. Lo mejor de la cocina centroeuropea y canadiense en el mismo plato. Cata esta exótica carne en The Kicking Horse Grill o en Bison Burger.
Con el estómago lleno de verdad, ya podemos regresar a nuestro lodge para relajarnos y preparar la jornada del día siguiente. Kicking Horse no tiene más y no lo necesita. Su planteamiento está muy claro: comer y dormir para seguir esquiando dentro de una naturaleza salvaje.
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